La denominación de la Daphne Alpina está probablemente inspirada en la leyenda de Apolo y Dafne, la ninfa convertida en laurel por su padre y el nombre, en griego, significa exactamente eso: «Laurel», con el que las hojas de las Daphne parece que tienen un gran parecido.
La Daphne Alpina fue descrita por primera vez por Carl Linnaaeus. Hay quien sostiene que fue él quien le puso el nombre, aunque «Daphne», el nombre del género, aparece ya mencionado en el siglo I por Dioscórides.
Se trata de un arbusto que florece en primavera o finales de invierno, sus flores emiten un aroma muy fragante, similar a la vainilla, que se siente a gran distancia y sus bayas son venenosas.
Es otra de las plantas amenazadas y de la que aquí podéis ver la ilustración de Helena Pérez García que aparecerá en el libro.