«A veces te tienes que lanzar de cabeza y la gente te ayuda por el camino«, la frase es de la película “EL Olivo”, una historia de ficción de Iciar Bollaín que se acerca a la temática medioambiental en la que retrata la burbuja inmobiliaria, las prisas y la corrupción de la franja española mediterránea, a través del drama de los olivos abandonados en el Maestrazgo por la especulación, la desidia, la falta de sensibilidad y la búsqueda de rentabilidad inmediata.
«Es que este árbol no es nuestro. No nos pertenece. Es de la historia, de la vida, de la tierra, de nuestros abuelos y bisabuelos y tatarabuelos. No es nuestro«. El alegato que hace un agricultor frente a sus hijos, que quieren vender un olivo milenario para obtener un dinero que les viene muy bien, para tapar agujeros de sus maltrechas economías. Olivo que acabará en el vestíbulo de una multinacional en Alemania y que su nieta, Alma, intentará por todos los medios traer de vuelta.
La película transcurre en Castellón, en la Comunidad Valenciana. La idea original surge de
una noticia en la que se cuenta cómo muchos olivos milenarios han sido vendidos por toda
Europa a causa de la crisis económica. Para la directora, “estos árboles eran un reflejo de
expolio (robo) que ha sufrido” el paisaje español durante el boom económico y “de lo que
hemos perdido después de la crisis«. La película es una llamada para proteger el patrimonio
ecológico y nuestras raíces. (Fuente: press book de la película).
El trailer:
